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Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.

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Artículos

El Tabernáculo de reunión

Introducción


Sin duda alguna que el Tabernáculo es uno de los temas de mayor trascendencia en el Antiguo Testamento referidos a la historia del Pueblo de Israel, esto por tres razones principales: la primer razón es que alrededor del Tabernáculo se dio la organización del culto y adoración del Dios único, viviente, veraz y verdadero; la segunda razón es que fue sobre la base del modelo dado por el Tabernáculo que se construirían, restaurarían o diseñarían los subsecuentes templos como el de Salomón, el de Esdras y Nehemías, el de Herodes e incluso el esperado aún de Zacarías; y la tercer razón es por la enorme cantidad de simbología que se ha encontrado aunada a él, simbología sobre la cual se han construido un sinfín de explicaciones que buscan agregar comprensión sobre ese tema. Es precisamente sobre este último punto sobre el cual versa la presente obra.


Nada en la Escritura es causal, toda ella "es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra"  (2 Timoteo 3:16-17), es así que la enorme cantidad de detalles que la misma arroja sobre el Tabernáculo deben tener un sentido cuya comprensión indica en la propia edificación. Diseños, medidas, disposiciones, materiales, colores y demás no tienen un fin meramente estético sino que necesaria y forzosamente, en consonancia con la Escritura, deben querer decir algo, ¿pero qué?


Sobre esto último, hay que reconocer que son decenas, tal vez incluso cientos, los estudios que sobre la simbología del Tabernáculo se han escrito. Algunos tiene información muy valiosa acorde con la Escritura que arroja mayor comprensión sobre el tema, otros llegan a extremos donde estiran al máximo los comentarios e interpretaciones llegando casi casi a crear doctrinas nuevas, independientemente de ello uno debe escudriñar todo y quedarse con lo bueno (1 Tesalonicenses 5:21).



Dada la gran cantidad de información que sobre el tema del Tabernáculo se ha escrito, ¿qué más puede decirse sobre el mismo? Sin duda alguna dado que la sabiduría de Dios es multiforme (Efesios 3:10) nunca hay una sola y única versión interpretativa de lo contenido en la Escritura sino que, edificándose sobre la verdadera doctrina, puede escudriñarse la Escritura para de ella sacar cosas nuevas y cosas viejas (Mateo 13:52).


Con todo y todo el enfoque de la presente obra no busca ser redundante en cuanto a lo que ya sobre el Tabernáculo se ha escrito. Si bien habrá cuestiones en las cuales se sea coincidente con lo que ya antes pudiera haberse expresado, el enfoque de la presente obra es diferente ya que, como el subtítulo de la misma lo indica, busca presentar la interpretación sobre la simbología que entrega el Tabernáculo desde la perspectiva de una fotografía dinámica de la familia de Dios.


Una fotografía es algo estático, una representación gráfica y visual de alguna cosa o situación en un momento dado, por otra parte el dinamismo está relacionado con cambios, con procesos, con pasos e instancias hacia algo, el señalar que la presente obra busca presentar al Tabernáculo como una fotografía dinámica puede sonar una contradicción en sí mismo pero conforme se desarrolló la obra se entenderá esto y se verá que en efecto, ambos conceptos están presente en el Tabernáculo, es decir: algo que no cambia, que permanece, pero que al mismo tiempo representa un fluir continuo basado en tiempos y movimientos, todo conforme el plan diseñado por Dios, en su infinita misericordia y eterno amor, desde la eternidad para con la humanidad.


El enfoque de la presente obra es presentar lo anterior, es decir, lo estático y lo cambiante del Tabernáculo desde la perspectiva de lo que el mismo representa: la familia de Dios.


Que el Santo Espíritu de nuestro Padre Dios que mora en nosotros nos ilumine y fortalezca para entender las verdades que bajo la simbología del Tabernáculo quiere entregar Su Palabra y que esa comprensión nos sea de provecho en nuestra edificación, conforme a Su voluntad y para Su mayor gloria en Cristo Jesús.


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